callo mis ojos y entro en vos.
En la mitad del cuerpo
tengo un lago absoluto.
Tú lo conoces bien
porque sabes de mis perversiones.
Buceaste en humedales y afluentes
que desembocan en mi timidez.
Tengo el silencio en la sangre
y ya no digo lo que siento.
Aunque solo tú sabes escuchar mis verdades
en sabio, cínico y apropiado silencio.
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