martes, 4 de diciembre de 2012

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ARRANCO TODAS LAS FLORES DE MI CUERPO




ARRANCO TODAS LAS FLORES DE MI CUERPO
para ofrecértelas, Señor.
Allá voy, más desnuda sin las diminutas flores
del torso, más desvestida que nunca
sin las dalias que crecían en la espalda.
Voy saltando las piedras ciegas de la desdicha
y el viento me ayuda a alcanzar la arena.
Señor de las Angustias, todopoderoso mío,
me despojo incluso de la flor pasionaria
y de la corona de heliconias que adorna mi pubis.
Desnudísima, para entregarme a ti,
sin los lirios de la nuca o los girasoles de las nalgas,
pulcra, tal vez insondable isla de misterios
Y no más rosas, ni margaritas, ni violetas
encandiladas en mis senos. 
Limpia estoy, vuelta promesa.
Brillante y sola para entregarme a ti
sin las astromelias del sexo, 
sin la flor azul del corazón. 





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BUSCO ERIGIRME EN PRINCESA.



BUSCO ERIGIRME EN PRINCESA.
Audaz pájaro de estirpe centenaria 
que se contempla a sí mismo 
y abraza la oscuridad.
Espero acallar los gritos,
el furor de la carne
y los cantos del Buen Amor
Dominar la manía 
de decir verdades.
Princesa del vórtice de tu deseo,
preciosa criatura de suaves plumas
salvada por la voz invariable del fuego.
Debo llegar a mis hondos animales,
esas bestias angelizadas que intuyen por mí 
y me vuelven bondadosa, callada y pálida.
Erigirme princesa de fría voluntad
que sabe contemplar la mentira
sin enseñar nada de su diminuta verdad.
Princesa con voz indolente
que domina al Amor. 


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ME ARRODILLO ANTE EL ROSTRO DEL AMOR




ME ARRODILLO ANTE EL ROSTRO DEL AMOR
en el fondo del pozo, 
justo en su vórtice
oliendo la oscuridad.
Lamiéndome como gacela perdida
que conoce el punto exacto del dolor.
No me he separado de mí misma,
estoy en el fondo del pozo,
conociendo las heridas de amor,
perfectamente adheridas al cuerpo.


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HIELO Y FUEGO PARA LLEGAR A MÍ.



HIELO Y FUEGO PARA LLEGAR A MÍ.
El deseo concede 
tiempo para el combate interior.
Aspirando hondamente
este jardín de fuego 
que se eterniza,
grito todos los nombres 
y el hielo en mi vientre
me devuelve a la sabiduría.
En la parte más caliente del asombro de mí, 
de la otra, de la misma que soy. 


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HAY MÚSICA Y CIRIOS ENCENDIDOS.



HAY MÚSICA Y CIRIOS ENCENDIDOS.
Soy mía en el cielo de mi cama.
Igual contigo que sin ti,
clítoris y cerebro, 
confesarme, besarme.
Guío mi dedo 
en la selva 
de frondosos árboles 
y perfume de mangos calientes.

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LA LENGUA MANCHADA



LA LENGUA MANCHADA,
entre un beso duro y otro más. 
La tinta del deseo en una esquina de la lengua.
El deseo emboscando el tiempo que me resta
para marcharme de ti, 
grabado en tinta de lo que ya no es, 
del inasible beso que dejaste
en la acuarela de arena del cuerpo.

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LO QUE SE APRIETA ENTRE LAS PIERNAS,



LO QUE SE APRIETA ENTRE LAS PIERNAS,
rugidos de mar,
libertad bondadosa que se ciñe al alma.
Lo que se promete y tarde se cumple:
la nieve quemando tu rostro.
Lo que me debes por tanto amor entregado
a pesar del cinismo y las mentiras.
Comerás de mi mano y no es resentimiento.
Lo que se deja pasar por orgullo:
heridas abiertas de miel y hiel.
Como lo que no puedo ocultar de mí:
enfurecida imagen de dos cuerpos
que al final de la noche se conocen.
Lo que una mujer hunde entre su almohada
y las fibras de lo que escribe.
Lo que ella, seguramente, es. 


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PARA VOLAR



PARA VOLAR, 
dolida de mí,
tuve que encontrarte
y hundirme en el cielo inextinguible de tus ojos.
Me crecieron alas
y aterricé en las ciudades de hoteles azules,
refugios prestados que nos comprendieron.
Para volar tuve que encontrarte
y mi sexo dormido bajo la tierra
tembló, gozoso volcán. 
Más telúrica, terrena, tierna me hice.
Brotaron de mi cuerpo plumas brillantes
que acariciaste entre el aire y las nubes.
El amor contigo es sobrevolar
muchas patrias y detenerme cuando tu voz
me dice: Princesa, aspiro a palpar tu espíritu.
Volar en primitivo fuego
con la energía de tus besos, 
maniobras furtivas 
que vencen obstáculos.
Para volar tuve que encontrarte
que me turbes, estrellarme
y pensar en la Yourcenar:
Existe entre nosotros algo mejor que un amor: una complicidad.
Tanto vuelo solo puede ser
la irrefutable prueba de un gran amor.


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CUANDO EL SILENCIO SUBE A LA SANGRE



callo mis ojos y entro en vos.
En la mitad del cuerpo
tengo un lago absoluto.
Tú lo conoces bien
porque sabes de mis perversiones.
Buceaste en humedales y afluentes
que desembocan en mi timidez.  
Tengo el silencio en la sangre
y ya no digo lo que siento.
Aunque solo tú sabes escuchar mis verdades 
en sabio, cínico y apropiado silencio. 

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PADRE MÍO



PADRE MÍO, mira los vientos monstruosos cuando Amor me elude y comienzo a trastornarme. Los vientos modifican los besos que daré después de él. Los vientos han hecho de mí una mujer azul, inasible, ante el paso de Amor. La cabeza llena de vientos como red de pescador en alta mar. Los castillos escarpados de mi cabello alborotado por la ira. Maldecir desde los rigores del desamor y nombrarte. Mira, estas son las maneras naturales del olvido. Líquido Amor, evaporándose por todos los instantes. Intenso trastorno sostenido, hasta la piedad. Piedad para el ligero Amor huracanado que ya no tengo. Padre mío, hágase la paz sobre mi persona. 

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PASION



Que empiece a llover
para saber
de todo aquello
que me enciende.















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BESO



Destilada lluvia
nace de ti
misa profana
sobre la roja arista.

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POESIA



Dormir
junto al pájaro
que se quiere
y guarda secretamente
nuestras heridas

Despertar
chocando contra la ventana
y perdiendo algunas plumas. 


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REVELACIÓN



A Cristina Peri Rossi.


La mujer
que hunde su sexo
entre las piedras
sin dar tregua
a la estupidez
como en un parto de flores
sabe que ha vencido

Así de salvaje y telúrica.

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LA CREACIÓN DE LAS AVES



Remedios Varo, Óleo sobre masonite, 52,5 * 62,5 cm.

Fija una golondrina
sobre la tela
Cautivo 
el pájaro
se somete al viaje
de relámpagos y gatos
estableciendo un vínculo
no verbal
con la creación
Remedios
la hacedora de aves
se ciñe a mi cuerpo
desplazándolo
hacia un extraño sueño
Seres rituales
se condensan
en la trampa perfecta
que ella ha inventado
Aunque la golondrina
sale del lienzo
a vivir los días que le faltan
presagiando
un nuevo poema.

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VIRIL VIDRIO



Aún hierve el vidrio
en mi boca
la lengua indefensa
te busca
cristal fatídico

Destrozaste
mis labios
transparencia sin reemplazo.


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ALGUNAS ROSAS VERDES



Esta mujer de hechizos
de mentiras y 
yeso
teje las medias
más cálidas
para el día
de su muerte
Una cruz
una caja de madera
algunas rosas verdes
esperan por ella

No hay temor
a la muerte

Solo pido 
sea justa. 




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POEMA DE CAVAFIS



Despacio
sueltas tu calor
Tu lengua
ejerce la función
para la que fue creada
y cumples con el acto
de volverme animal sensible
tan parecido
al poema infinito
que escribiera Cavafis. 

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ORACIÓN



Poesía, ayúdame a realizar
el último baile
En él
vestiré como la diosa Kalí
y todos sabrán
que soy la novia
que nunca
dejó de soñar a la hora 
en que nacen los condenados.



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HAI-KAI DE LOS PÁJAROS



Cuidaré tus pájaros
pero me niego
a hacer el amor en la jaula.

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CAFÉ ORIENTAL



La noche peina mi cuerpo en estéreo
los perros escuchan
lo amargo de esta música oscura
que como el té asiático:
calma
más tarde excita

Sonidos crispados
play que afloja
mis piernas 
y filosas danzan 
en la luz magnética del desierto.


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Música japonesa



¡Ah! de las horribles pasiones que recorren mi cuerpo
insoportables cuando los ojos de otros miran

En nombre del Señor, el más poderoso
voy hacia el despeñadero de cuerpos desconocidos
que me aman y emocionan

Señor, no me abandones en arenas
de almas en movimiento 
soy tuya
camino descalza y pulcra en mitad del desierto
preparada para el goce o la muerte

Más allá de la seducción
guía mis pasos en el amor.

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Poema del deseo



Lobos negros en las montañas
se juntan al acecho

Carne dulce
para los sonidos de la tierra baldía
el hilo mortal y denso de la saliva

Lobos surgidos en la penumbra
allí donde las montañas se juntan
y el deseo llama al deseo.



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LA NOCHE BLANCA



En un inmenso hospital
un cuerpo vestido de espinas

Soy virtualmente la virgen del desierto
estampa desmayada sobre el miedo

Nada más yo
con las manos llenas de clavos calientes
caminando descalza entre las dunas 

Un inmenso hospital es un desierto blanco

De mi boca sale el mensaje divino
pero aquí nadie me oye.



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¿Quién soy?



¿Quién soy?
Tal vez la mujer senos de ámbar
y pies helados que escribe versos
para reconfortarse 
Más la poesía 
solo logra descarrilarme
Como el tren rojo que soy
Ese tren que se abre paso
entre las montañas puntiagudas 
y difíciles de algún país
Ese tren que nunca llega 
a ninguna estación de humo
Esta mujer que emana voces
Trenes y más trenes
que me esperan
Versos para sobrevivir
¿Quién soy?
Quizá este cuerpo encendido
que aún guarda tus huellas en los pliegues.



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Ventana



Todo en tu mente 
es el cuerpo me dice Robert Creeley

La piel campo de batalla
los ojos un bosque extenso 
y a partir del sentimiento una punzada
al corazón de cuando niña

La serpiente de la enfermedad
rasgando tus tejidos

Las costillas desdoblándose para escribir
sobre plantas e hijas bienamadas

Felicidad alcanzada por instantes
Con forma de un hombre de manos tibias
que retiene tus senos como pájaros blancos

Un río místico 
ancho imantado y turbio que llega a ser etéreo 
intentando salvarte a ti misma 
pero regresa a tu cuerpo que es tu mente
y a partir de allí construye tu vejez en ese río.   


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Estructura de una carretera



A velocidad máxima
la sangre irrumpe
las carreteras de mi cuerpo

Estallido seco
puentes de sal
que conectan los ojos
y no dejan pasar luz

Rosa encarnada
turbulencia del amor 

Velocidad que quema
fuego que sangra la nariz
esquinas que 
desfallecen

Ciegos mis brazos
y mis piernas

Perdida
y sangrante voy
por las carreteras enamoradas
de mi cuerpo.



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Jazz



La voz de Sara Vaughan
frágil y feroz
punza mi corazón 
y quedo 
sin equilibrio natural

Cuando resuena su música
siento tu abrazo
en la inmensidad fugaz

Suspira mi cuerpo

No se sabrá
que en ese instante
ya no estoy
porque solo Vaughan
explota sobre un destino que no fue
el dique que jamás se romperá.















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Tatuajes



Se ama desde las cicatrices
o desde el frío

Mapas de amor contenido
latiendo en el espacio

Aullidos de piel
dibujos pintados
en un campo de batalla
que es tu mente
y a partir de ahí
es corazón tallado

Noble tatuaje
simulando el mar

Desde entonces
me turban los escotes
que dejan ver 
el espectáculo de la piel
rayada por el dolor.


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Paisaje



Mi cuerpo
ánfora del alma
acogiendo desdichas
y dolor humano
que transmite la televisión

Cuerpo experimentado
moviéndose por las calles 
de la ciudad

Acomodado a las montañas
para el paisaje herido
que se emite
fuera del monitor.







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Arrodillada yo



Pongo las manos 
al Hermano Gregorio
él es mi intermediario

Centrípeta 
llena de mí
riñones
uréter
vejiga 
me entrego a la más honda fe.

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Centrífuga



¡Oh Señor!
concédeme
el don de callar a tiempo
y así llegar 
a mis máximos estruendos
sin el más mínimo sonido.

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Corazón independiente



Una enredadera oscura
en la piscina brillante
de tus ojos verdes 

Pero yo me pongo
el biquini 
y nado 
con mi corazón independiente
sacudiéndome el polvo enamorado.










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Sentidos



El gato 
sigue la cuerda
que salta la hija

Amorosamente 
somos la isla 
que pende del hilo 
de nuestra hija.

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Limón perfumado



Soy mi cuerpo
atrapado por partículas
de otros cuerpos

Cuerpo 
que enjabono en el mar
reconociendo suciedades
y miedos

Miedos míos
enjuagados con 
el agua que todo lo cura
la sal de mi sudor
los celos bien guardados
los dulces jugos
y de nuevo el agua 
que me concede
un cuerpo nuevo cada día

Cuerpo fresco
tendido en la cama
como limón al filo
de la ventana 

Y el sol quemando
el vidrio
la madera
el limón 
perfumado y desnudo
de la ventana que soy

¿Sé quién soy?
me miro 
en el largo espejo del baño
tengo 33 años
nunca estuve tremendamente sola
abandono de perras 
que te marca y deja sin curiosidades

Lloro y mis piernas blancas
se vuelven negrura profunda
que bloquea los sentidos

Quién es mi cuerpo
puede afrontar sus propias
desgracias 
incluso las más asfixiantes horas 
ansiedad 
falta de ti
horas cuando me fundo con un monstruo
que conozco bien

Cuerpo mío
pólvoracielo
intenso estallido
de lámparas que filtran tu claridad
sobre mi pecho

Soy este cuerpo mío. 


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DESDE PAITA



Del libro: DOS ENCENDIDOS


1834 abandonada en esta isla
sin un centavo  
con los ojos secos en Paita 
rodeada de baúles y unos pocos vestidos 
Más sé bien
que el tiempo me justificará
Ni amigos  
Ni familiares nada
solo Jonatás y Natán 
fieles almas que me acompañan y protegen 
Si el veneno de dos serpientes
hubiera actuado en mí
ahora estaría contigo Simón 
en el amor eterno
de un campo de manzanas
en pleno sol  cosechando rosas
besándonos impúdicos
y nuestros espíritus moviéndose 
levemente
suavemente hacia el delirio
Soy un formidable carácter
amiga de mis amigos
enemiga de mis enemigos
Lloro la muerte del Padre de la Patria
del infeliz y Grande Bolívar
matado por la perversidad 
Otra vez con mi soledad
y este territorio de cartas
que me sobreviven
que me dan oxígeno y me atan
a esta isla flotante de mi corazón dañado
1840 estoy condenada al vacío de una isla
a la soledad arcaica del mar
a vivir el exilio en un puerto ceniciento del mundo
puerto sordo y mudo
donde apenas quedan algunos perros
que pronto también se irán conmigo
Condenada en Paita
reconozco el viento que enloquece
no ha dejado de perseguirme
La luz lineal de las tardes quietas
la profundidad del horizonte
llenan mi mente
El viaje ha sido largo
no sé si valió la pena llegar a aquí 
para contemplar olas
sal y fantasmas de este exilio
Las olas donde veo tus ojos
olas que traen cangrejitos
pedazos de madera oscura
temblores de mi pasado
peces que gritan
como ciertos brotes de alegría
el brillo de tu voz llamándome:
Manuela  
Manuela  
mi Manuelita 
mi quiteña del viento
mi loca enamorada
Estoy sentada frente de la hamaca
que está quieta como si esperara a su dueño
El aire también está quieto
esta tarde es sorda
los árboles del huerto están como pintados
En este silencio mío  medito  
No puedo olvidar
Leo y me digo a mí misma
que soy adicta al sufrir
Sí  su amor sigue en mi corazón
y en mis pensamientos 
El mundo no se percata dónde queda Paita
Escribo a mis familiares en Quito
y nadie contesta  
estoy sola y en el olvido  
desterrada en cuerpo y alma
El camino al exilio ha sido muy largo 
hasta la verdadera soledad
una religión que ahora profeso
mientras enciendo cirios
que trueco por llamas de nostalgia
Terminar en Paita
haciendo dulces de amaranto
entretenida con los perros
a los que rebautizo con nombres crueles
En Paita
fumo el tabaco del orgullo
el humo cicatriza los recuerdos 
Un camino largo
tantas privaciones ha tenido
la Caballeresa del Sol
la mujer del Libertador de América
Recostada en mi hamaca
apaciguada por la sequedad 
del calor amarillo de Paita
huelo tus cartas
cartas muy mías
que me acompañarán a la tumba
Un perfume de agria derrota
y de mujer sin miedos
invade las cuatro paredes
que me cubren de la lluvia
Pero no del viento
reclamándome 
¡La historia no se la cuenta
se la hace!
Por eso quiero que me entierren 
con tus cartas 
saberme poseída por ellas 
solo tus palabras apagan la difteria 
que va tomándome 
Ese temblor de tierra 
retarda mi partida 
ese temblor de mi cuerpo 
cuando me abrazas 
Sé bien a donde debo ir 
el viento me guiará 
ese mismo viento histérico y rotundo
que me llevó a ti
Soy una mujer que amó 
y encontró la libertad  
aunque luego perdió
a la libertad y a su amor 
Una mujer en un campo de arena y agua 
con un diamante en el pecho 
que nadie logró quebrar 
y solo un hombre logró retener 
Soy Manuela Sáenz 
Nunca tuve miedo
estoy vieja pero no temo
esta agonía de 26 años
no ha logrado meterme miedo
alucinada 
con el corazón abierto al cielo
espero a la muerte
vestida de soledad
pura en mi locura
preguntándome 
en qué parte de la dimensión de la muerte
debo buscarte mi bienamado Simón.